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EL RUBRO MÁS TRABAJOSO QUE SE CONVIRTIÓ EN LA SALIDA MÁS VIABLE DURANTE LA PANDEMIA

Actualizado: 2 dic 2020

Las ganas de sobresalir lograron capturar a nuevos emprendedores que buscaban una escapatoria a la falta de empleo. ¿Qué dificultades encontraron los bodegueros más experimentados y cómo se acoplaron los novatos?


Mascarillas y protectores faciales, son los implementos que Lusmila Vargas (47) y Johnny Moya (53) portan en su trayecto al local. Los vecinos de Lince reconocen la gran dedicación que la 'pareja milagrosa' ha traído desde hace 10 años. A pesar del surgimiento de nuevos negocios a su alrededor, la tienda Milagros ha ganado la confianza de su clientela y les garantiza una completa seguridad en todo su proceso de compra.


La dupla solo necesita cruzar una pista de la Av. Juan Pardo de Zela para empezar su día de labor. Según Teresa Ayulo (83), señala que tanto el exterior como el interior de la bodega le refleja confianza al realizar una compra. En la entrada se observa un mostrador que cumple el rol de barricada entre vendedor y consumidor, sobre esto hay una lámina de plástico con un orificio en la parte baja que es utilizada para realizar métodos de pago.


A diferencia de los primeros meses, la pareja considera que tanto ellos como los clientes han mejorado el compromiso mutuo de adaptarse a la nueva normalidad.


Johnny Moya haciendo el nuevo proceso de compra con un cliente.

Fuente: Gianella Moya


RESURGIR


El temor de los vecinos de San Miguel, tras saber que el Paulino Areche (38) estaba contagiado de Covid-19, fue solo el inicio para la odisea del 'caserito Pau'. Siendo el soporte de su familia, este experimentado bodeguero tuvo que cerrar las puertas de su local a finales de abril después de 17 años de labor ininterrumpida. La causa de su contagio fue ocasionada fuera de su tienda, puesto que él mismo realizaba las compras para abarrotarla en centros populosos como Caquetá y La Parada.


La reapertura de su negocio a comienzos de junio no fue nada fácil. Tras una larga recuperación y una previa desinfección de la bodega, Paulino se levanta todos los días a las 5 a.m. para conseguir un micro vacío que lo lleve a su centro de labor en la Av. Tacna. Los clientes al ingresar y posicionarse tras una barrera, recuperan la confianza de poco a poco al verlo portar un mameluco enterizo impermeable de color azul y una mascarilla del mismo color.


El denominado ‘Pau’ le demuestra a su clientela que él también puede adaptarse a los cambios que la coyuntura actual exige. Entre estos, señala que lo más resaltante fueron los métodos de compra, ahora ofrece servicios de transferencias bancarias y delivery a sus vecinos más cercanos. Realmente, Paulino se siente agradecido por esta experiencia que le permitió despertar de, lo que ya creía, una rutina aburrida.

Paulino Areche con sus implementos de salubridad listo para atender.

Fuente: Gianella Moya



SIN MIEDO AL ÉXITO


El masivo desempleo en empresas afectó a miles de familias a nivel nacional. Para la mala suerte de Doris de la Cruz (42), una madre soltera con una pequeña niña, se quedó en casa con todos sus ahorros pensando en cómo solucionar su actual crisis laboral. Durante su confinamiento, notó que no había tiendas cerca de su barrio Tupac Amaru en el populoso distrito de La Victoria. Usualmente, tenía que caminar y tomar un taxi para evitar la aglomeración de personas en los buses para dirigirse al centro comercial más cercano. Fue entonces que tres meses después Doris apostó por tener una pequeña bodega.


La tiendita “D' Cristy”, nombrada en honor a su hija, abrió sus puertas a finales de junio. Los vecinos de su barrio la felicitaron por su iniciativa y la apodaron inmediatamente como ‘Doña Cristy’. Actualmente, con ya cinco meses de labor considera que la satisfacción que sobresale en sus clientes es por las óptimas condiciones de salubridad que su bodeguita ofrece. Ella atiende con la reja cerrada debido al reducido espacio que posee, pero eso no detiene a los consumidores de esperar su turno pacientemente fuera del local.


Su mayor anhelo es seguir creciendo como empresaria al igual que los demás, quienes comparten el mismo sueño de expandir su negocio y otorgar el mejor servicio a su clientela.

Fachada de la bodega "D' Cristy"

Fuente: Gianella Moya



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